Con una trascendencia menor en cuanto a la importancia de los puntos en una Liga teñida de blanco, el clásico, partido de los partidos para cada uno de los protagonistas, se acerca a los sentimientos, a la importancia psicológica de imponerse al eterno rival en un duelo que regresa dos años después al Santiago Bernabéu marcado por la ausencia de Karim Benzema y la oportunidad de Xavi de impulsar su proyecto.
Nunca un equipo en la historia de la Liga dejó escapar diez puntos de ventaja a falta del mismo número de jornadas para el final. Y no tiene pinta este Real Madrid de protagonizar un desplome sin precedentes. Aunque los golpes de las derrotas, más aún si se producen en un clásico, siempre son sonoros en un club que no las digiere bien. En esta ocasión, liberado de la presión clasificatoria por sus quince puntos de ventaja sobre el rival, y los diez a su perseguidor directo, el Sevilla, los de Carlo Ancelotti desean extender la euforia desatada tras la remontada europea ante el PSG.
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Será el reencuentro con la afición del Santiago Bernabéu tras aquella noche mágica para el recuerdo. Con los futbolistas llevados en volandas por un ambiente especial que desean reeditar en el clásico para imponerse a las dificultades. De nuevo sin Ferland Mendy en el lateral izquierdo, con un problema añadido de magnitud, la ausencia de Karim Benzema en punta.
El delantero francés es mucho más que el referente goleador. Su baja, por molestias musculares en un gemelo, deja al Real Madrid sin el máximo artillero del campeonato y, a su vez, máximo asistente del equipo. Sin el futbolista sobre el que gira todo y que mejora a los que le rodean cuando la jugada pasa por él. Tras marcar en sus cinco últimos partidos deja el escenario para que alguien de un paso al frente y asuma la responsabilidad. Un solo gol en sus tres últimas ausencias. Ancelotti debe encontrar soluciones.
Dominador de los clásicos recientes, con cinco triunfos consecutivos madridistas, a dos de igualar su mejor registro, el equipo de Ancelotti llega en un gran momento a la cita. Venció sus cinco últimos compromisos, cuatro de Liga para dar un paso de gigante al título, y uno en Champions para volver a creer en sus opciones de reinar en Europa. Para el técnico italiano el resultado está por encima del estilo y no le importará repetir el planteamiento con el que derrotó a Xavi en su primer pulso en Riad.
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El clásico será la prueba del algodón para el Barça de Xavi Hernández, que no conoce la derrota en Liga desde hace doce partidos y que este jueves se clasificó para los cuartos de final de la Liga Europa tras batir al Galatasaray en su animoso estadio.
La buena racha de juego y resultados ha situado al conjunto azulgrana en la tercera posición de la clasificación de Liga con 51 puntos, a quince del líder aunque con un partido menos. Así, si el Barça lograra vencer en el Santiago Bernabéu y en el partido aplazado que tiene ante el Rayo Vallecano, se situaría a unos aún esperanzadores nueve puntos de la primera posición.
Panorama
De todas maneras, el objetivo realista de los de Xavi Hernández es clasificarse para la próxima edición de la Liga de Campeones. En este sentido, un triunfo ante el eterno rival sería un golpe sobre la mesa que confirmaría la línea ascendente y que daría mucha confianza para lo que resta de temporada. Rompería además una racha negativa de siete partidos sin vencer al eterno rival entre Liga y Supercopa de España. El Barça no derrota al Real Madrid desde el 28 de octubre de 2018, cuando se impuso por 5-1 en el Camp Nou en partido de Liga.